En cuanto salgo de Madrid las preocupaciones, las conversaciones o las simples sensaciones comienzan a ser otras. Paseando por la Calle Mayor, me percaté de que habían instalado bancos de madera. Esto parece una tontería, pero supone para esta ciudad un cambio radical de mentalidad. La principal arteria comercial y de paseo también a partir de ahora podía ser lugar de descanso. Los chiguitos corren a su vera por toda la zona peatonal, sin miedo alguno a escolingarse. Mientras, las campanas del Ayuntamiento entonan el himno de la provincia antes de dar las 12.
Se vive a otro ritmo, cuidando más el detalle, con más cariño, de manera más humana. Pero el teléfono suena de vez en cuando, para recordarme de dónde provengo y cómo dejé allá, en Madrid o donde quiera que estéis, mis cosas y mi gente.
Se vive a otro ritmo, cuidando más el detalle, con más cariño, de manera más humana. Pero el teléfono suena de vez en cuando, para recordarme de dónde provengo y cómo dejé allá, en Madrid o donde quiera que estéis, mis cosas y mi gente.