domingo, 30 de diciembre de 2007

Repaso


Hoy no empiezo hablando sobre mí. Toca repasar este año. De forma objetiva. Creo.

Porque murió gente donde ya lo venía haciendo. Por los motivos de siempre. Las guerras de las que no nos enteramos continuaron sembrando odio y sangre. Iberoamérica sacó pecho para enfrentarse a quien menos le conviene. Por fin surgió algo de conciencia seria sobre los retos medioambientales. La derecha española tomó la biblia como libro de cabecera. Con la colaboración espontánea de quienes se denominan víctimas. Y se pusieron las bases para la futura proclamación de un Estado Republicano Federal Asimétrico.

Por su lado, los precios de los alimentos básicos se pusieron por las nubes. Ésta vez la excusa era que los cereales han comenzado a emplearse para producir biocombustible, además del consabido creciente consumo de China. En fin, reduccionismo economicista en base a la ley de la oferta y la demanda. Como si esto fuera un mercado perfecto. Como si todos dispusiéramos de información completa, no existieran barreras a la entrada, nuestras preferencias se fundamentaran en la no saciedad y no se generaran externalidades. Mientras tanto, los agricultores y ganaderos palentinos se frotan las manos por lo bien que les han pagado las cosechas los hipócritas neoliberales, a pesar de la plaga de topillos. Carpaccio de bakala para todos.

Si hablamos de México, el tráfico ha sido imposible. En Barcelona funcionó mal el servicio de cercanías que comunica la costa con la ciudad, por no hablar de los problemas con el AVE. En Las Palmas no se ha creado trabajo. Alicante siguió siendo fea. Y Valladolid generó pocas producciones teatrales.

Termina el año con una huelga de los empleados de limpieza en el metro de Madrid. La situación es crítica, pero aún salubre. La mayor parte de la basura acumulada en estaciones y andenes la componen trozos de periódicos y cartulinas de billetes usados. Todo se puede barrer sin problemas. Costará más sacar las manchas de grasa, pero sólo es cuestión de tiempo.

Me han contado que quizá una relación cerrada sea un mero contrato originado por la propia inseguridad en nosotros mismos. La renuncia a la libertad para conseguir una cierta estabilidad. Descartar lo que te puede apetecer para conservar lo que tienes. Frustración para seguir adelante. Muchas reflexiones, con castigos incluidos. Un año de resumen para varios.

Y ahora voy ya a lo mío (como si lo anterior no lo fuera...) Sólo expresar mi deseo de que las personas que han venido nuevas sigan cerquita. Porque, dios, no sabéis lo que valéis. Prefiero no dar nombres, pero vosotros lo sabéis. Y quien ha salido, habiendo aportando antes algo muy importante, sólo puedo decir: gracias por haber estado ahí. Y perdón. No quise hacer daño.


Que el próximo año sea mejor. O no.
Que el vértigo siga sin tratamiento.
Que las imágenes cobren una tercera dimensión.
Que la ilusión campe a sus anchas por estas tierras resecas, a veces sin color.
Y que tú me ayudes a ser feliz.



domingo, 23 de diciembre de 2007

La winwi



Mi madre me agarraba del brazo izquierdo. La profesora tiraba del derecho, hacia la entrada. Pataleaba. Gritaba. De puros nervios, terminé por vomitar junto a la puerta. Entre lágrimas, les intentaba hacer entender que lo único que quería era irme a casa con mi winwi. Era una almohada pequeñita que mi madre me había bordado a conciencia para que me pudiera entretener rascándola. Me pasaba horas así. Tengo lúcidos recuerdos de estar sentado arriba del sofá, con el chupete, y mi abuelo diciéndome que dejara por un momento la winwi para darle un beso.

Por aquella época no sabría cómo transcribir tales fonemas. De hecho, no sabía ni leer ni escribir. Comencé esa andadura en el centro de párvulos instalado de manera provisional dentro del convento que aparece en la imagen superior, al que ahora acude a misa de forma multitudinaria lo más rancio de Palencia. Aún no habían terminado las obras de mi futuro colegio. Por cierto, el día de la inauguración, colocaron una placa que durante los años que permanecí allí no llegué a entender. Ponía: "Estado Español. Colegio Públio Jorge Manrique". ¿Qué era el Estado Español? Lo de Jorge Manrique me lo contaron años más tarde (lo sigo recitando), pero esa otra expresión la he interiorizado recientemente.



Hoy volví a pisar, por primera vez desde que abandoné preescolar, el patio donde nos juntaban a los niños y a las niñas para jugar en el recreo. Estábamos organizados en clases separadas, pero siempre que podía me escapaba al aula de al lado para ver a mi vecina. El patio parecía entonces tan grande... Lo está restaurando una escuela taller, supongo que para darlo un nuevo uso cultural, como tantos otros espacios similares. Mientras lo fotografiaba, se me ha venido a la mente una imagen que provocó en Pili una tierna sonrisa. En casa, merendando un bocadillo de chocolate con mantequilla y confesándole a mi madre: no me extraña que los niños jueguen con Beatriz, es tan guapa... Y yo muerto de la vergüenza ante la espontánea reacción que surgió alrededor, escondiéndome debajo de la mesa de la cocina.

A uno se le graban a fuego en la memoria historias muy curiosas, sucedidas hace varias décadas. Salen a la luz con facilidad, sólo es necesario pulsar el botón adecuado. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en el país, en la familia, en lo personal. Todo está irreconocible. Este año que va consumiéndose ha sido uno de los claves para ello. Sobre todo, para acercarme a mí mismo. Con la ayuda de varios de los que aquí me leen de manera recurrente (os quiero). Pero, sobre todo, dejándome actuar, que ya era hora. Y me he terminado por convertir en esto.


viernes, 21 de diciembre de 2007

Frío


El día con menos luz del año. Entrar de noche en la oficina. Salir ya también a tientas. Palidez en la cara, por la ausencia de vitamina D. Podríamos criticarlo en muchos aspectos, pero lo cierto es que el otoño cumplió su cometido. Comienza el invierno. El frío se me da bien, supongo que la tierra marca carácter. Aunque útimamente me haga temblar. Pero el calor va por dentro.

Navidad a la vista. Llevo conmigo la entrañable compañía de tres móviles, dos portátiles y un módem. Imagino que forman una moderna escena de portal de Belén, cual Reyes Magos, la Virgen, San José y el Niño. Echo de menos al buey y a la mula, pero no me faltan candidatos para cubrirlos. Pastorcillos tampoco. Para adorar al niño.

A ver si se suaviza algo la temperatura y con la humedad de estos días nacen setas por los páramos castellanos. ¿Dónde irá toda la vida que en algún momento no llega a brotar? No quiero que me dejen de pasar cosas. Estoy aquí.


domingo, 16 de diciembre de 2007

All I need is time (quizá)


Se dice que muchos madrileños pertenecen a la generación del 27. Es una línea de autobús que baja por toda la Castellana, Recoletos y Paseo del Prado para morir en Embajadores. A veces, de vuelta a casa desde nunca se sabe dónde, viajo en el 27. Me evado mientras escucho la música que me pasas. Mirando hacia un lado y otro de la gran avenida. Admirando la nueva arquitectura del estado español y comparándola con los edificios señoriales que comienzan a surgir desde Gregorio Marañón. La jardinería es perfecta, una de las pocas zonas de la ciudad que mima el ayuntamiento.

Tú no sé si eres perfecto, pero me da igual. Estos trayectos le llevan a uno a meterse como para adentro. Porque algo está pasando. Pero no sé cómo afrontarlo. Me siento como un volcán en la antesala de una erupción. Ahora sí, necesito que me abraces, porque el temblor anuncia ajustes peligrosos. Y no es por egocentrismo, créeme. Que si hace falta hasta me pongo de puntillas. No sé si quiero ser así. Antes me resultaba todo más fácil. Creo que esto no era lo que había previsto para mí. Quizá esté tirando piedras sobre mí mismo. Y estoy asustado. Me lo estoy temiendo...






Por cierto, mañana te echaré de menos. Tengo que acostumbrarme a la nueva situación.

lunes, 10 de diciembre de 2007

No eres pa mis nervios



Un año me ha costado.

Ya me puedo borrar del gimnasio.

Por fin le he visto desnudo.

Creo que estoy preparado para morir tranquilo.

No me queda por delante nada mejor que admirar.




You are not for my nerves.




domingo, 9 de diciembre de 2007

Me ronda


Te has vuelto a convertir en el apéndice de otra persona, sin autonomía, otra vez. Gestiono compras de CDs y reserva de hoteles. Que les den a los que piensan que eres un cerdo egoísta. El de la foto no era yo. Me estoy enamorando de Madrid, pero osaría a cambiar de continente, mudarme a otra nación o, al menos, abandonar la península. Dale dale. Fomento cada día más mi imagen de frívolo del que conviene huir. ¡Qué grande Marta! Mierda, tú también, pues habrá que echarle imaginación. Vino para uno. Abrázame. Manifiéstate por Sol. Me pido al efebo romano. Sonríeme, anda. Quiero que vengas a verme. Toma toma. Nos fijamos en los mismos, esto parece una competición. Lentejas con arroz. Me debes unos links. No te voy a echar de menos estos días en particular, lo hago siempre. Tarifa web de Renfe. Me gustaría ser feliz, pero sin parecerme a Tamara Falcó. Pon a un ucraniano en tu vida. Algo ligerito, sí, roquefort burger con muchas patatas fritas. ¿Cuándo quedamos solos? En los 90 llevaba melenas y perilla. Nos vemos en Navidad. Aprendí a usar la webcam. Y soy el menos indicado para criticar.

Tengo cosas que procesar.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Por ti


Ya caen las últimas hojas que aún permanecían, impasibles, apoltronadas en las ramas bajas de los árboles. El cansancio acumulado tras muchos meses de fotosíntesis parece suficiente para desprenderse de ellas. La ausencia de frío no justificaría, en otro caso, la pérdida.

Madrid hierve estas semanas finales del año. La iluminación extraordinaria lleva ya unos días encendida. Los agentes de (in)movilidad comienzan a realizar cortes selectivos de tráfico, para impedir el colapso circulatorio en la almendra central ante la falta de aparcamiento. Los peatones caminan en procesión por la Gran Vía, impulsados por un ataque consumista, penando en búsqueda de regalos. Mientras tanto, las salas de cine reservan para estos días los mejores estrenos, la cartelera teatral rebosa de vida y grandes exposiciones se anuncian por doquier. Compaginemos todo ello con la cena de los compañeros de trabajo, la comida con el cliente, la celebración por el cumplimiento de objetivos del proyecto, la despedida de un fichaje, reencuentros, el descubrimiento de nuevas personas...

Y, sin embargo, estaría dispuesto a no llegar a ver el espectáculo de la caída de las hojas.
Y a encontrarme a oscuras.
Y a quedarme encerrado en casa.
Y a no tener regalo de Navidad.
Y a ver cine cuyos diálogos no entiendo bien.
Y a no asistir al último estreno del CDN.
Y a perderme tantos eventos sociales.

Estaría dispuesto a renunciar a todo. Con tal de tenerte a ti.