martes, 31 de julio de 2007

Modernos


Resulta curioso observar cómo los efectos del calor excesivo pueden asemejarse a los del inicio del otoño. Esta mañana la mayor parte de las calles lucían un manto de hojas secas. Los árboles de Madrid no pueden soportar estas temperaturas que me mantienen confundido. Una situación surrealista, sobre todo observada bajo una perspectiva resacosa a las 7 de la mañana.

No creo que pueda superar la separación entre Tamara y Paquirrín. Para sobrellevarlo, no está de más improvisar una borrachera sin motivo aparente un lunes por la noche, con la luna llena de privilegiada espectadora. Otra vez la luna llena, me asusta la influencia que está teniendo sobre mí. De vuelta a casa, ya de madrugada, no sé si por culpa de estas malditas chanclas o del exceso de alcohol, pero iba a pasitos, de lado a lado de la acera. Me río de mí mismo. A carcajadas.

Ya vuelve a ser prácticamente de noche cuando acudo semi dormido a la parada del bus. La luna brillaba esta mañana de manera especial. Y hace no tanto tiempo los primeros rayos del día se reflejaban sobre tu piel, justo al tomar la esquina del Reina Sofía (momentos únicos). Hemos cambiado el recorrido de la ruta que nos acerca todos los días a laempresaquemequitalavida. Hasta ahora, dejábamos atrás el amanecer atravesando la Casa de Campo. Ahora sólo circulamos por túneles. Sorprendente: la modernidad consiste en transformarnos en topos.

sábado, 28 de julio de 2007

¿Dónde agarrarse?


Cuando aún estaba superando lo jodido que soy, resulta duro descubrir que sólo me relaciono con gente que se quiere acostar conmigo. Con una honrosa excepción, quien tiene la bondad de apreciarme por cómo soy, a pesar de considerarme un espermatozoide con patas. Aprovechando que la Antártida se ha mudado a Norteamérica (donde, sin duda, se disfruta de más calidad de vida), he llegado a la conclusión transitoria de que debo ampliar mi círculo de amistades. Quizá algún día pueda llegar a tener amigos y amigas con las que no exista una tensión sexual -a veces- no resuelta.

Creo que al final esta máscara rompe hielo que llevo puesta a modo de chico-fácil-presumido-fardón va a tener resultados distintos a los esperados. Tú, que ya me vas conociendo algo, sabes que no soy así. Mi timidez natural me obliga a emplear estrategias de disuasión. La ironía es otra de ellas. Pero tengo que aprender a controlarlas, no sea que al final proyecte una imagen de mí completamente distorsionada. Con lo inocente que soy...

Me quedo embobado con la luz de las siete de la tarde de estos últimos días de Julio. Voy a aprovechar para no hacer nada y disfrutar simplemente de los tonos que regala.

miércoles, 25 de julio de 2007

Mi primera cana


Estoy triste. Yo pensaba que tenía en casa algo especial, una anécdota paranormal que poder contar y así despertar alrededor un cierto interés. La cuestión es que no recordaba haber rellenado nunca el dispensador de gel de manos (y prometo que me lavo). Pero ya no sale nada. Por tanto, he tenido que cometer la vulgaridad de echar un gel de avena.

En fin, todo tiene su momento y, aunque se haga esperar, la insistencia lo hace llegar.

Ante la proximidad de una ola de calor, comienzo a camuflar mi piel con un cambio de color, más acorde con la estación. Se me aclara el pelo con el sol. Incluso unas zonas se ponen más rubias que otras. Por ejemplo, hay un pelo -sólo uno- en la patilla izquierda que está muy claro. Mucho. De hecho, de puro rubio parece blanco. No sé si cortármelo para guardarlo en una cajita, de recuerdo. Dios qué asco. Al menos espero poder llegar a convertirme en un maduro interesante.

domingo, 22 de julio de 2007

Concierto improvisado


Ahí vienen. Casi en bandada. Una, dos, tres por aquí, más al fondo. Por la dirección del aterrizaje, supongo que regresarán del vertedero. Aves de la basura. Quizá por eso me atraen tanto. Malos tiempos para las cigüeñas en época de reciclaje.

Al atardecer, la catedral asciende unos cuantos centímetros. Pasarán la noche aquí, una en cada pináculo, en una simbiosis perfecta. De paso, presencian un concierto de lo más surrealista. Aunque no actúan como simples espectadores, sino que lo complementan con su estridente crotoreo que tanto echo de menos. Concierto para saxofón bajo, San Cristóbal, copa de vino y cigüeña. Una mezcla espectacular.

Me confunde lo que viene desde la derecha. Los objetos se acercan y se convierten en tiras de colores: rojo, azul, verde, amarillo y malva. En su suave caída libre rozan al niño de unos 12 años que se sienta delante. Le observo y aprecio que vestimos igual que él. Como dice mi madre: hijo, te has hecho moderno después de viejo. No, mamá, se trata de dar color a la vida. El color que nos envuelve y nos rodea al ritmo de la brisa que estoy aprendiendo a generar. Sólo espero saber controlarla, antes de que se transforme en huracán.

miércoles, 18 de julio de 2007

Reciclaje de emociones


Nos deshacemos de los objetos que evocan recuerdos que, por salud mental o simple ilusión por salir adelante, preferimos dejar enterrados. Normalmente los arrojamos al cubo de la basura. Pero, ¿qué ocurre si los depositamos en algún contenedor de reciclaje? En ese caso, ¿dónde van nuestros recuerdos? Supongo que simplemente se transforman en otros más apetecibles, con un uso alternativo más adaptado a nuestras necesidades del momento.

Mucha basura en Madrid estos días. Huele mal. No estaría de más que cayera una tormenta fuerte y se limpiaran estas calles del centro que apestan a rancio. Que el agua torrencial arrastrara en su improvisado cauce tanta suciedad acumulada durante semanas de contención. Y, de paso, los rayos iluminaran, aunque fuera por unos segundos, esta habitación sin color. Me canso de la luz artificial de los focos.

Voy a soplar fuerte, a ver si las nubes se animan y me siguen.

sábado, 14 de julio de 2007

Raro


Está siendo el verano de las improvisaciones. Como no tenía expectativas previas, supongo que los resultados finales serán positivos o, al menos, sorprendentes. Y no pienso hacer balance cuando termine.

Está siendo un verano raro.

Este Julio en Madrid anochece antes de lo que recordaba.
Salvo los últimos días, se levantaba fresquito a última hora de la tarde.
En la oficina se ve más gente de la habitual, pero se percibe mayor tranquilidad.
Mi jornada reducida da para menos cosas de las que esperaba, me sigue faltando tiempo libre.
Las miradas están más despiertas que nunca.
La comida india se está convirtiendo de mis favoritas, a pesar de los efectos sobre el estómago.

Está siendo un verano raro, sí.

Está siendo también un verano intenso. Este verano en Madrid se prodigan las cenas entre salamandras, las relaciones de piel, Italia en América, el cine balcánico, Toledo y aledaños, Tintin, las ilusiones infundadas, las esperanzas trabajadas, los hechos consumados y las emociones descongeladas.

Está siendo un verano raro. Pero, para compensar, este verano, la luz, el calor, el ajetreo, el tiempo, las gafas de sol y el Almax los ponemos entre tú y yo.

lunes, 9 de julio de 2007

Pendiente


Se masca la tragedia. La principal consecuencia práctica de haber sido absorbidos por la empresa número uno de este país en cuanto a servicios de consultoría tecnológica y estratégica, que tantos beneficios nos va a aportar a todos los empleados en base a las enormes perspectivas de crecimiento personal dentro de una compañía que se preocupa por el bienestar social de su potencial humano, es haber cerrado la posibilidad de conectarse al messenger en la oficina. O descubrimos en breve el puerto del proxy para tener plena salida a internet o me sé de más de uno que en breve saca la catana. Si a eso unimos que también están capadas páginas del tipo marca.es, me temo que entre el sector heterosexual va a producirse alguna lipotimia.

Tengo tanto pendiente por emprender que no sé por dónde empezar.

Compré carne. Ahora tengo que guisarla.
Compré limpiador de hornos. Ahora tengo que luchar con el mío.
Compré flores. Ahora tengo que transplantarlas.
Compré ropa de gimnasio. Ahora tengo que estrenarla.

No todo lo he comprado. Y, sin embargo, me queda tanto por hacer... Fui dejando cosas por el camino que no estoy dispuesto a despistar. Estoy descubriendo otras que me llenan y tienen pinta de solidificar. Allá voy. Sin pausa. ¿Para qué parar? Quiero ser como Nevado, el perro de ShinChan. Que jueguen conmigo. Me den mimos. Me cuiden la caseta. Y me inviten a las miriendas. Quiero ser un dibujo animado. Sí, lo he decidido. ¿Me dibujas tú?

miércoles, 4 de julio de 2007

Verano


Los niños escuálidos ya han sacado bracito. Los que iban a adelgazar se les ha quedado un cuerpo estupendo. Rodrigo luce un color dorado sobre sus piernas depiladas. Todos se saben de memoria las performances de la clase de pseudobaile cuyo monitor ya me saluda a través de los cristales, de puro descaro que soy.

Ha entrado de lleno el verano. Pam para pam pa pa pa pam para pam pa pa pa pam para pam pa pa paaaaaaaaaa you're the sun and moon you're the sea in blueeeee prrrr pp prrrr pp pprprprprrprp

Lo malo de Internet es que resulta muy sencillo seguir pistas y llevarse decepciones ante las evidencias.

Dudo entre irme a Santiago de Chile o a Valencia. Y me gusta no perder las ilusiones u optar a otras nuevas. Claro que sí. Sin vergüenza.

lunes, 2 de julio de 2007

Lunares de colores


Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Tan pequeñito y ya tiene en total diez dedos en los pies. Duerme plácidamente en un cochecito, a la sombra de una terraza junto al número 29 de la calle Argumosa. Me quiero cambiar por él.

Me había dejado la puerta del congelador abierta. Todo estaba encharcado. Casi se echan a perder alimentos que no había comprado para mí. De hecho, tenía la casa llena de cosas que no eran mías. Ya no. Ahora tengo huecos libres.

Sigo recogiendo lunares de colores cada vez que limpio por alguna esquina de casa hasta entonces insospechada. Pero casi me quedan sólo ya las fotos. Y cinco notas.

Esto es un homenaje a un niño republicano que puso luz en mi vida, me rompió los esquemas, ilusionó mi mirada , se llevó un trozo de mi oreja y cuyo recuerdo siempre irá conmigo. Y que estoy seguro que volveré a ver en un montón de ocasiones. Aunqué él no lo sepa.

Y este es el post más personal que he escrito hasta ahora.


domingo, 1 de julio de 2007

Mi libreta


Desde hace bastantes años salgo a la calle con una libreta, para anotar lo que se me pudiera ocurrir en cada momento y que no me gustaría perder. Apenas he escrito nada en ella. Aparecen algunas anotaciones antiguas sobre el Cabo de Gata, mails de conocidos y libros que pretendía leer. Aparte de eso, sólo tres páginas están ocupadas desde hace 5 años, con este contenido:


Casi no podía ni con la escoba, pero seguía trabajando.
Sin embargo, parecía feliz.

En Madrid he conocido a gente que estarían encantados de cederme su casa con tal de que no me fuera de aquí en caso de que perdiera mi trabajo.

Me cantó mi canción. En la playa. La luna se reflejaba sobre el mar. Sólo se oía el murmullo de unas pequeñas olas. Yo le abrazaba por la espalda.
Entonces, todo me parecía perfecto.


Ahora creo que empleo el blog para no dejar que se escapen esas sensaciones. Sigo escribiendo para mí, pero es que sé que me estás leyendo y no es lo mismo. Intento evadirme, pero me cuesta. No en todos los sentidos, porque dispersarme se me da bien... Puedo resultar una caja de sorpresas. Dentro de la caja, los lunares en ocasiones son de colores y otras simplemente grises. También es posible que coincidan rojos, azules, verdes y amarillos con grises y negros. El sacar un color u otro dependerá de la mano inocente que se atreva a mirar un poco más allá del muro en que a veces me convierto.

El muro es de adobe.