miércoles, 21 de febrero de 2007

Como una aparición

Esteban murió el día que cumplió 17 años. Le atropelló un coche. Fue mientras corría persiguiendo a un taxi donde se encontraba su actriz favorita, Huma. Había ido a ver con su madre Manuela una obra titulada Un tranvía llamado deseo. Esperaban a la protagonista a la salida del teatro, a la captura de un autógrafo. No consiguió el autógrafo y además perdió la vida. Se cegó en su deseo y no vio la muerte que atravesaba la carretera. Hace ya 7 años que sus ilusiones sólo existen en las personas que heredaron sus órganos.

Hoy he vuelto a ver a Esteban. Estoy seguro, era él. Ha sido como una aparición. Pero me miraba y yo le miraba. Era real. Conservaba sus gestos, su inocencia, su misterio. Allí estaba, en mi gimnasio, en una sesión con entrenador personal, Eloy Azorín.

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