domingo, 22 de julio de 2007

Concierto improvisado


Ahí vienen. Casi en bandada. Una, dos, tres por aquí, más al fondo. Por la dirección del aterrizaje, supongo que regresarán del vertedero. Aves de la basura. Quizá por eso me atraen tanto. Malos tiempos para las cigüeñas en época de reciclaje.

Al atardecer, la catedral asciende unos cuantos centímetros. Pasarán la noche aquí, una en cada pináculo, en una simbiosis perfecta. De paso, presencian un concierto de lo más surrealista. Aunque no actúan como simples espectadores, sino que lo complementan con su estridente crotoreo que tanto echo de menos. Concierto para saxofón bajo, San Cristóbal, copa de vino y cigüeña. Una mezcla espectacular.

Me confunde lo que viene desde la derecha. Los objetos se acercan y se convierten en tiras de colores: rojo, azul, verde, amarillo y malva. En su suave caída libre rozan al niño de unos 12 años que se sienta delante. Le observo y aprecio que vestimos igual que él. Como dice mi madre: hijo, te has hecho moderno después de viejo. No, mamá, se trata de dar color a la vida. El color que nos envuelve y nos rodea al ritmo de la brisa que estoy aprendiendo a generar. Sólo espero saber controlarla, antes de que se transforme en huracán.

12 comentarios:

Will dijo...

hombre viejo, con 40 años no eres viejo...

Anónimo dijo...

Ay, viejecillo, tú?
(Yo una vez puse un contenedor rojo en la calle, era para reciclar)

Anónimo dijo...

esas aves que vuelan más que planean y que siempre dudas de que sean capaces de aterrizar...
las mezclas en entornos especiales funcionan de manera espectacular.

y si la brisa se convierte en huracán, vuela (con toto), y viaja a oz.

Francisco García dijo...

Alguna vez he sido seducido por la idea de observar la vida desde un punto distante y periférico, pero no lo he hecho nunca. ¿Es recomendable?
Gracias por tu comentario. Estoy muy de acuerdo contigo: el caos previo obliga a ponerse serio en relación a lo que venga después.
Un saludo.

Javier Herce dijo...

Viejo? Por favor, no, jajajaja, que entonces yo también lo soy!

Habibi dijo...

En el AVE, camino a casa, miraba por la ventana recordando todas emociones y sentimientos que revoloteaban (esta vez con V) en mi estómago. Demasiados, quizás, para ser digeridos de una vez. Y quizás por eso ahora las lágrimas se apelotonan en los ojos (sin abrazo).
Pero al otro lado del cristal aparecían mini-tornados que levantaban la cosecha, aves varias y halcones que planeaban a mi lado. ¿Qué querían? Quizás susurrarme (¿Cantarme?) al oído los secretos de los porqués, de los cómos, de los cuandos, de los porqués, de los porqués y sobretodo de los porqué nos.

Si te sirve de consuelo, yo envejecí antes de tiempo.

Anónimo dijo...

Serán aves de vertedero, pero adoro a las cigüeñas... es un sentimiento anterior incluso a mi infancia televisiva (me encantaba saber que los pitufos usaban cigüeñas como taxis aéreos). Creo que no hay ave más castellana, con perdón de las avutardas y las urracas...

David dijo...

Will, te la estás ganando... :P

Jo, un contenedor rojo tiene que quedar de lo más fotogénico. Besos, Jo.

Jorge, parecen muy endebles, pero luego mira dónde se colocan, no saben ni nada.

Fran, más que recomendable creo que es un ejercicio imprescindible en algunos momentos para poder seguir adelante con una visión de las cosas un poco objetiva.

Javier, está siendo el año de los 30 masivos jajaja

Fede, aunque todas esas sensaciones te dejaran un regusto agridulce, seguro que te hacen sentir vivo y pueden convertirse en el punto de partida para nuevas experiencias. Un abrazo. Ah, y siempre queda tiempo para rejuvenecer.

Gwathadan, ¿tú también las echas de menos? Otro castellano...

Anónimo dijo...

A las personas nos encantan los ambientes visualmente agradables. Pese a nuestra condición de mamíferos, como rastreadores químicos dejamos mucho que desear (cosas de la evolución). Sin embargo, nuestro cerebro es una auténtica virguería cósmica en el análisis de imágenes. Por eso, no nos creemos las cosas hasta que no las vemos, o nos las comemos con los ojos (en caso de que entren), o soltamos un ¡mira qué bien suena esto! sin caer en la incompresión. Una buena gráfica resulta de una utilidad pasmosa a la hora de interpretar cualquier proceso, nos
encanta ver las fotos de lo que nos espera o de lo que queremos recordar, las películas de lo que podría ser nuestra vida, el powerpoint de los resultados obtenidos, porque una imagen vale más que mil palabras, ¿no?. Los iconos son casi universales y no hay forma humana más veloz y efectiva de comunicar que, por ejemplo, ése es exactamente el lugar donde se debe defecar. Los efectos de los estímulos visuales no se quedan en lo evidente, sino que la mayoría entra sin darnos cuenta y hace que como peleles tomemos el camino más largo, pero que pasa por el parque. O que no podamos soportar esa ligera inclinación con respecto al eje de las equis y de las ies que padece el cuadro mierdoso del rincón y que enferma la armonía de toda la casa. O que la aceptación social de una persona llegue a depender de su capacidad para combinar las formas, colores y texturas de su atuendo según unos patrones que, para colmo, varían por lo menos 4 veces al año. Por si fuera poco, yo me gano la vida con un microscopio al que le he puesto mi nombre. En fin, tanto rollo para coincidir en que, no es únicamente deseable, sino necesario, darle color a la vida.
(sip, es deformación profesoinal)

Anónimo dijo...

Tu dejate llevar, quizas encuentres lo que buscas... un beso

David dijo...

Tangente, estás ya completamente deformada, lo tuyo no sé si tiene ya solución, tanta célula suelta no puede ser buena... :P Ays mira que echo de menos estas disertaciones.

¿De verdad crees que lo sé? Bueno...

Anónimo dijo...

¡Hola David! Regreso con nuevos relatos y por supuesto también regreso para leer tu blog :)
¿Te dicen que te estás haciendo moderno de viejo? ¡Qué ultraje! ¡Tú, viejo! Si estás en la edad más apetecible, mmmmm...
Disfruta mucho de tus vacaciones y sigue mostrándonos estos retazos de vida cotidiana iluminados con esa luz y esos colores tan especiales.
Salud y Libertinaje