lunes, 29 de octubre de 2007

De golpe


Voy a intentar no derivar en lo soez. Pero es probable que no lo logre.

No es el que más bueno está. Ni siquiera el más guapo. Pero, con diferencia, es el que más morbo desprende. Si no habla, la sensación es mucho mejor. Pero compensa, con su cuerpo pequeñito, bien trabajado, su cresta, su pinta de malo. Es el chico de la catana, también conocido como el chico de la navaja. El utensilio afilado con el que se le reconoce depende de la gradación de su agresividad aparente.

El chico de la navaja y yo. Solos en la terma del gimnasio. Uno enfrente del otro. No quiero resultar soez. Tengo que cuidar esta imagen de chico bueno, virginal y melancólico que me estoy criando. Pero el chico que el sábado no tenía aún nombre propio... en fin... cómo describirle bajo una capa de humedad que se le pegaba en la piel y resbalaba hacia zonas cuya definición desembocaría en la formulación de palabras que pueden herir ciertas dignidades. Sobre todo por el efecto de la comparación. Paro, no quiero resultar soez.

Diosmi, diosmi, ¿qué me está sucediendo? No sé si me mira, si lo que hago es provocarle o si simplemente estoy quedando como un imbécil. Pero la percepción de abandonar un estado de aletargamiento me sorprendió. Me aterró, más bien, ante la imposibilidad de controlarlo.

Y es así, cómo, de golpe, dejé de ser asexual.

Esto sucedió el sábado. Antes, por tanto, de escribir mi post de abajo. Como de costumbre, se fue, sin más, a pesar de seguir mirándonos con cierta imagen de desasosiego.

Gracias, chic@s, por vuestros consejos y ánimos para dar los pasos oportunos y no dejar escapar ocasiones atractivas. Gracias. De verdad.

domingo, 28 de octubre de 2007

Contradicciones (II)


Si nos llevamos observando desde lejos.
Si nos seguimos mirando cuando, por fin, nos cruzamos.
Si me doy la vuelta y tú has hecho lo mismo.
Si te has parado con aire decidido, mientras estoy esperando a que dés el paso definitivo...

Entonces, ¿por qué sigo andando con paso firme, muerto de la vergüenza, mordiéndome las uñas, con una sonrisa de oreja a oreja, pero frustrado por ser consciente de estar dejando pasar otra oportunidad de hacer lo que de verdad me apetecía?

Al final, desasosegado, siempre terminas por dirigir tus ojos hacia la cornisa lacada de la ampliación del Reina Sofía, donde el caótico baile de luces blancas y rojas ironizan sobre el atasco de cada mañana antes del amanecer.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Demasiada información


El pitillo es el pantalón estándar. En ocasiones especiales, se valora que sean de colores imposibles.
Se acompaña de unas zapatillas a juego, pero que nadie piense que se puede calzar cualquiera, no. Imprescindible que sean Converse originales. En ciertos ambientes se toleran las Vans e incluso las Victoria.
La parte superior de la vestimenta se completa con una camisa ajustada o una camiseta que evoque a los años 80.
Por supuesto, toda prenda ha de ser adquirida en la calle Fuencarral, preferentemente la tarde del sábado, donde además uno puede lucirse mientras toma nota de cómo evoluciona la moda. Es un plus que te des dos besos con alguno de los dependientes de Energy, Gas, Glam, VAS, G-Star o Jack&Jones.

El pelo tendrá el largo suficiente como para poder jugar con él. Las puntas algo abiertas proporcionan un toque de brillante dejadez. Es de apreciar un ligero flequillo, implementado de manera estudidamente descuidada. El look conjunto debe desprender un aire de decadencia, como de estar fuera de lugar.

Como complemento, se pueden aportar unas gafas de pasta, incluso si no se requiere graduación.

La música se configura como un elemento sinequanon de cara a sentirse incluido en la categoría de nuestro interés. La que resulta apta para escuchar se fabrica en regiones al norte del paralelo 32. Se puede definir como postrock electrónico, marcadamente acústico y con reminiscencias de juglares medievales.
Hay que bailarla con una especie de tics nerviosos, que van de delante hacia atrás. Es muy importante que parezca que te vas a escolingar en cualquier momento. De manera caóticamente acompasada, se debe proveer un ligero movimiento de cabeza, que se llega a tornar algo más brusco según nos vamos sintiendo embebidos por los sonidos de carácter metálico.
Se puede disfrutar de ellos en directo, asistiendo a conciertos de grupos con nombres impronunciables que sólo una élite conoce. Si no existe esta posibilidad, hay que dejarse caer los viernes por el Ocho y Medio, mientras que los sábados se acude en masa al Elástico.
Para escucharla en los desplazamientos, el iPod es el reproductor oficial. Sin dicho aparato, se puede afirmar, sin lugar a dudas, que simplemente no eres nadie. Ahora acaba de salir al mercado una nueva generación y todos están muy nerviosos al respecto.

La televisión vuelve a estar admitida, siempre y cuando sea para engancharse a alguna serie. Pero no se ven los canales tradicionales. Aunque también se admite sintonizar la Fox, se prefiere que sean bajadas vía Emule, en versión original subtitulada. Tener una colección de todas las temporadas de al menos dos series de éxito en Estados Unidos proporciona el caché necesario para sobrevivir en la modernidad.


Yo lo intento, pero no sé si llegaré a conseguir ser moderno. Demasiada información a procesar.

lunes, 22 de octubre de 2007

No puede ser verdad


No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad.

Bendito sea el responsable de los castings del gimnasio durante la última semana.

No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad.

Por si fuera poco llegar a cambiarme y observar al de la navaja por fin desnudo (muy bien, pero bien de verdad), a un cachondo con coletilla y perfecto perfecto perfecto, pero perfecto en todos los sentidos... luego me cruzo con él.

No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad. No puede ser verdad.

¿Por qué los sueños se tienen que hacer realidad? ¿No te podías haber quedado simplemente en el ideal de chico? Creo que aún no me podido quitar la cara de tonto ni cerrar la boca en busca del aire que también niegan mis recientes y repetitivos ataques de ansiedad. No es posible que seas tan perfecto y que te haya seguido con la mirada durante una hora porque llenas todo mi campo visual. Prefiero obviar el describirte, no me sentaría bien recordarte. No puedo con esto, lo paso muy mal y seguro que hay quien se puede reir de ello, pero es verdad, lo paso realmente mal. Y esto, manteniéndome asexual, en fin...

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Este Octubre tan extraño acaba con la estabilildad de todos. Desconcierta. Fomenta las lágrimas. Reparte ilusiones. Y mantiene la sensibilidad y la capacidad de sorpresa a flor de piel.

Habrá que renovarse.

Algo tiene que pasar.

domingo, 21 de octubre de 2007

Ya está aquí


Ya me están cambiando las cosas de sitio en el Carrefour Express. Polvorones, turrones, mariscos congelados y cavas comienzan a hacerse hueco, arrinconando a mis productos tradicionales favoritos. Me cuesta localizar el ViveSoy, la leche sin lactosa de President, los canónigos, la pechuga de pavo y los yogures marca blanca que lo tienen todo (0% grasa, muesli, cereales, bífidus, soja). La gente también se empieza a poner nerviosa en la compra y las peleas en la cola de las cajas se prodigan con mayor efusividad.

Mientras tanto, en la televisión los anuncios de juguetes han saltado más allá de la parrilla infantil. Vale, ya sé que había dicho que desde que soy moderno no veo la televisión, pero es que la publicidad sí que me gusta. Por cierto, me gusta también el urbanismo. Y la fotografía.

No ganaron los socialistas las últimas elecciones municipales, no. El carismático Miguel Sebastían prometió tranvía por la Gran Vía y en este momento toda la calle luce una red de cables suspendidos. Pero no es debido a la reimplantación de tan vanagloriado medio de transporte, sino a que los preparativos para colgar la iluminación extraordinaria están muy avanzados. Este año seguro que predominará el blanco, una decoración sobria y minimalista creada por algún diseñador puntero.

Me temo que la Navidad saldrá aquí en más ocasiones venideras. A ver si es para bien. No sé si la veré en Barcelona, porque quizá me vaya antes.

viernes, 19 de octubre de 2007

Frases que me han dicho últimamente


No te puedes ni imaginar lo que me haces sentir cuando me agarras así el culo.


¡Qué desagradable! ¡Cuánto pobre hay por aquí!


¿Quién te llena ahora el armario de desayunos bonitos?


Si no te hubieras corrido tan pronto el primer día, probablemente no me habría enamorado de ti.


No puedes engañar a nadie, tu casa demuestra que eres un treintañero, gay y economista.


Me voy a tirar por un puente.


¿Te puedo hacer una broma muy cruel, muy mala y de zorra asquerosa?


Te encantaría verme con mi corbata rosa, te lo aseguro.


Echo de menos tus abrazos.


Te odio, cabronazo.


Tienes un cierto perfil griego.


Tengo dentro una mezcla que no comprendo, tendré que identificar sus ingredientes.


¿Qué tal estás, David?


Si te conozco muy bien, ya sé yo cómo te tomas las relaciones.


No te depiles, anda.


Veo que te estás mareando.


Otra vez me está volviendo a pasar lo mismo de siempre.


Todos los de Madrid sois iguales.

lunes, 15 de octubre de 2007

Fenómenos atmosféricos


El ambiente se había vuelto gélido en los últimos días. El anticiclón de las Azores señoraba desde hacía dos semanas la zona oeste de la Península. La absoluta estabilidad atmosférica desembocó en una niebla que se había adueñado de los valles del interior. Desde el martes pasado no se veía el sol. Las noches incluso parecían más largas de lo normal. La gente caminaba por la calle muy rápido, embutida en prendas de piel y lana que apenas dejaban al descubierto algunas zonas de su cara que, en seguida, se tornaban rojas. La humedad se apoderó definitivamente de la ciudad. Una humedad que penetraba hasta las mismas entrañas y calaba los huesos.

Desafiando la climatología, paseaba contigo por la ribera del Carrión. Cuando nos aproximábamos al puente medieval, la niebla, de repende, cayó congelada. Finísimos copos de nieve arrastraron el frío y dibujaron alrededor un espejismo blanco. El hielo se quedó agarrado a las ramas de los árboles y sobre la hierba del camino. Así, la cencellada arrasó la visión borrosa por treinta segundos. Despejó y salió el sol. Los rayos enfocaron directamente hacia tus ojos, cuyo color nunca acierto a describir. Menos aún cuando me paralizo, embobado, mirándote. Como ahora. Estás tan guapo... Dios, quiero que dure esta sensación siempre. Quédate conmigo. Mejor aún, ven aquí.

El desparrame de luz se prolongó exactamente durante siete minutos. Pero calcular el tiempo que me llevó descubrir que estoy obsesionado por ti, resulta impredecible. No sé cuánto tardé en dejar de temblar y no precisamente de frío. Empiezo a encogerme por dentro, a continuación dejo de sentir los brazos, la vista termina por fallar y ya no puedo dejar de tiritar.

Tras esos siete minutos, el sol se volvió a ocultar entre la densa niebla. Oscureció de nuevo y las lágrimas se me quedaron congeladas sobre tus mejillas, en la orilla del río.

viernes, 12 de octubre de 2007

No sé si esto es otoño


Había pensado seguir el consejo de nuestro Jefe de Estado en la clandestinidad: pasar el día de la Fiesta Nacional en la intimidad de la familia, como Dios manda, adorando a la bandera y recordando las hazañas del Rey. En fin, convertirme en un patriota de verdad. Pero va a ser que lo único que hago para resultar digno de mi españolidad consiste en hablar catalán en la intimidad.

Decidí disfrutar de la jornada fuera de casa, captando los signos de este otoño que pretende acabar inequívocamente con el calentamiento global. Algunos árboles ya van cambiando de color, adoptando tonos rojizos; las castañas pueblan los parques ribereños; se puede pasear en pantalón corto y camiseta sin mangas; se escuchan las cornetas y tambores que ensayan para Semana Santa... Está todo tan loco. Y yo sigo asexual. Y conservo sensaciones de las que me debería desprender. A por otras, me voy a lanzar en plancha.

Una imagen: un padre algo menor que yo (sí, parece mentira que exista alguién más joven que yo, pero los hay), paseando por un parque con una silla de niño pequeño y un perro. En un día de fiesta. Por una capital de provincias. ¡Cómo me agradezco a mí mismo haber elegido un tipo de vida completamente diferente!

martes, 9 de octubre de 2007

Lo bueno


Llego a casa y no hay nadie. Ni siquiera enciendo ya la televisión, con tal de ser moderno lo que sea. Eso sí, saco el ordenador del lugar donde pasó las últimas horas. Y abro gmail, para ver quién me ha comentado.

Vascos rojillos, valencianos salidos, catalanes inalcanzables, sevillanos entrañables, palentinos emigrantes, pucelanos cercanos, burgaleses sonrientes, cántabros misteriosos, artistas chilenos, escritores cordobeses, riojanos de crianza, murcianos soñadores, granadinos divertidos... Y madrileños, muchos. De ésos que son de gallegos, andaluces, canarios, peruanos, castellanos... E incluso de Alcorcón. Esta ciudad acoge a mis amigos. Y todos vosotros me hacéis compañía.

Mucho mejor centrarse en lo bueno, sí. Se ahorran esfuerzos que fácilmente pueden despilfarrarse con quien no sabe valorar las cosas que tiene delante. Lo bueno es dejarme abrazar, querer achucharte, contarnos nuestras historias, decirte que te echo de menos, creer que te puedo ayudar, besarte en la mejilla, sonreirnos de manera cómplice, insultarnos cariñosamente, no poder dejar de pensar en ti. Lo bueno son tus consejos, el cine italiano, el teatro independiente, la danza contemporánea, unas cañas por La Latina, una exposición surrealista, la calle Fuencarral, una tosta en Argumosa, el restaurante del sábado, un concierto improvisado, el viaje de todos los años, el fresco de tu terraza, una mirada ilusionada.

Lo bueno es querer ser feliz.

Vale, sí, estoy sensible. Pero me encuentro bien.

domingo, 7 de octubre de 2007

Haciéndome guay


Me pasé el viernes por la noche tirado en casa, tras sesión de limpieza y perrería varia. Volví a ver una película, intentando, con éxito, que existiera una conexión virtual. Mientras tanto, me emborrachaba con una botella de vino de La Mancha.

Estuve en un concierto de un grupo que apenas conocen unos pocos frikies.

Recuperé a personas que nunca debían haberse perdido.

Me despedí, por fin, de otros que mejor no hubieran aparecido.

Me siguió faltando el que tú sabes.

Aprendí a escribir "te echo de menos" sin que me diera vergüenza.

Me gasté otra vez más dinero de lo que me puedo permitir: los dependientes de la calle Fuencarral ya casi me saludan por mi nombre. Todo sea por contribuir a fomentar el crecimiento económico de este país, tras las últimas turbulencias de liquidez bancaria que están generando un clima de desconfianza hacia el sector financiero.

Mis abrazos brillaron por su ausencia.

Recibí un sms que me llenó de alegría.

Probé lo que es un brunch y me gustó.

El café me supo muy rico en mi videoclub favorito.

Averigüé también que los anónimos son muy interesantes.

Confirmé que las lentejas cocinadas a las 11 de la noche quedan mucho más ricas.

Y el tabaco era de la India.


Éste ha sido mi fin de semana, plenamente consciente. ¡Ah! y me he comprado una webcam. Pero no sé muy bien para qué se usa...

jueves, 4 de octubre de 2007

Viajar en tus brazos


Ha comenzado la temporada de lluvias. Lo que no caiga del 1 de Octubre al 15 de Noviembre luego es difícil de recuperar. El entrañable anticiclón de las Azores se descuelga hacia latitudes más meridionales y deja paso a sucesivas borrascas atlánticas, que penetran en la Península Ibérica desde el Golfo de Cádiz. Tengo complejo de hombre del tiempo. Debí haber estudiado Meteorología, así tendría ocasión de saber de una cosa menos. Cuando más aprendes de algo, la ignorancia es mayor. Y esto aplica especialmente respecto de las personas.

Con la lluvia, Madrid se convierte en un caos. Incluso las glorietas, tan racionalmente configuradas, terminan rigiéndose por la ley de la selva. En la que está en frente de este maravilloso Parque Empresarial, popularmente conocido como la Ciudad de los Sims, confluyen dos carreteras regionales. Empienzan por M, para indicar la autonomía titular. Su denominación está compuesta a continuación por tres números; si fueran sólo dos, indicaría que se trata de una carretera de circunvalación o una vía rápida; las carreteras con sólo un número están reservadas para las autovías radiales que vertebran el Estado con origen la capital del Reino. La primera cifra de las carreteras que atrapan a nuestra finca es un 5, dado que el origen de estos caminos está situado en la porción limitada por las carreteras estatales A-5 y A-6 (la A inicial hace referencia a que son autovías y no llevan una P a continuación porque, al menos en su inicio, no son de peaje). Las dos últimas cifras supongo que seguirán un orden secuencial, pero nunca aleatorio.

¡Qué asco de planificación, de racionalidad, de encajes, de previsibilidad! Me voy a comprar un todoterreno para poder atravesar la glorieta en línea recta. No, espera, mejor no, que este vehículo contamina mucho. Prefiero que me lleves en brazos.