domingo, 22 de abril de 2007

Exposición


Plantado ante un cuadro tenebroso recibo tu aliento contra mi oreja derecha. Me hace sobrecogerme aún más. Dirigo mi cabeza hacia atrás, ligeramente ladeada, para encontrarme con tu hombro y así, apoyado, poder seguir contemplando durante un minuto adicional la combinación de colores, sombras y relieves simulados que teníamos delante.

Avanzamos entre los números acariciándonos mutuamente el brazo, sin importarnos las posibles miradas indiscretas de alrededor (ni siquiera puedo observar si hay alguien más en la sala, a pesar de que a ti te estén agobiando). De vez en cuando te beso, no puedo soportar tenerte a mi lado sin sentir tus labios acariciando los míos. Me produce un ligero escalofrío que se traduce al final en un ardor de manos. Por eso meto la izquierda en el bosillo trasero de tu pantalón negro de pitillo, ochentero, con la esperanza de que allí se apacigüen mis sentimientos desbocados. No, no quiero romperte los esquemas. Debo controlarlos.

Pero los hechos siguen su propio camino.

Cuando ya salíamos del centro, de la mano, todavía no era consciente de que había sido la exposición más fascinante de mi vida.

- ¿Cuál te ha gustado más? -me preguntaste-. A mí el blanco.

- Sí, era muy curioso, parecía que tenía dibujada otra escena debajo -contesté yo, intentando llegar a alcanzar ese aura de intelectualidad que me estaba raptando.

- A mí me ha recordado cuando en clase de plástica, en el colegio, nos hacían llenar de colores la base de una cartulina, para después cubrirlo todo de cera negra y, finalmente, rasparla para que surgiera alguna escena.

- Es verdad, yo también hacía eso, me llevaba horas.

- Bueno, pero aún no me has dicho cuál te ha gustado más. Los verdes tampoco estaban mal.

- Lo tengo muy claro: ése en el que se te veía abrazándome por detrás, mientras yo sonreía, encantado, ante un infantil retrato de Miró.

Esto último ya no me atreví a decírtelo.

11 comentarios:

luigi dijo...

Pues es una pena que no se lo dijeras... Seguro que le hubiera gustado oirlo...

Mathieu Saladin dijo...

Me encantaban esos dbujos con ceras de colores en cubiertos. Toda una revelación de mi personalidad, aunque no me he dado cuenta hasta ahora. El mayor problema de todos es que al final nunca decimos lo que de verdd pensamos.

Vulcano Lover dijo...

Yo me he pasado el fin de semana de expos también, con compañia especial, aunque de otra naturaleza... Qué esplendor de tiempo, no???
Desbocar el corazón entre obras de arte es altamente sugestivo, sobre todo si has de vencer resistencias de diferente naturaleza... Dejar de respirar ante miró es un privilegio del sentimiento, una ilusión de los sentidos... Dejarse ir en el bolsillo de un pantalón es el complemento ideal... Me haces recordar hace años, en una expo de Matisse, de los "decoupages" de la última época, la sala llena del color de esos cuadros, de la maravilla magnética de sus formas, y yo deseando también entrar en ese pantalón... Y me efervescencia, me vehemencia, que me hizo ponerme a hablar de Matisse y de aquellos trabajos en lo poquito que yo sabía de ellos... Pero supongo que mi emoción debió descontrolarme... recuerdo hacer terminado con 6 o 7 personas que al final me pidieron si se podían unir al grupo... Fue un poco surrealista, pero casi me contratan de guía en el sitio aquel, jajajajaj... y yo que sólo quería ligarme a aquel chico... en fin.

Las cosas hay que decirlas... hay que lanzarse por la catarata... el golpe con el agua nunca es tan duro como dicen...

Un beso, guapo.

Cind dijo...

Yo creo que era lo qu él quería oir. La próxima vez díselo.

Eric dijo...

Me alegro un montón por tí :) Pero espero que ahora que estas en fase de conocimiento no vayas a olvidarte del blog.

Y lo romántica que es la cultura en casi todas sus formas...

Besotes!

David dijo...

Luigi, si supiéramos siempre lo que la otra persona quiere escuchar, sería todo menos entretenido, ¿no crees?

Hugo, te falta muy poco para empezar a recordar toda tu niñez, ya verás en cuanto llegues a los 25 jeje

David, las cataratas siempre me han producido mucho respecto, a la vez que admiración. Veo que muchos sentimientos los hemos compartido en un momento u otro...

Churruán, ¿y si no hay una próxima vez? Siempre estoy perdiendo oportunidades :(

Eric, no me olvidaré del blog, lo que ocurre es que supongo que lo que escriba en los próximos días se verá afectado por todo ello... Gracias por seguirlo.

Vulcano Lover dijo...

SIn duda, david, y más cosas que, aunque no lo creas, también leo entre líneas...
Pero yo te veo bien, a pesar de lo imposible de algunas cosas...
(¿o no?)
Besos, y a ver si me dejas recomendarte algo del cabo de gata antes de que te vayas...

luigi dijo...

Yo me referia a que le hubiera gustado oirlo... no a que le digas siempre necesariamente lo que quiere oir. Yo en esos casos siempre hago lo contrario (queriendo o sin quererlo), digo justo lo que no debo...
Ultimamente creo que o no me expreso bien o la gente no me lee bien... A ver si esta vez se me entiende...

Anónimo dijo...

Anda, pues entonces, detrás del infantil retrato, Miró os pintó a vosotros? Si rascamos puede vérsete ahí, abrazado por detrás? Y eso dónde? Y eso, ¿en qué museo, en qué retina?

Mmm...
Un saludo

David dijo...

David, me quedan casi dos semanas antes de irme, sin duda te pediré consejo, aunque los lugares se tendrán que ceñir a aquellos que me permitan mis piernas (sólo pienso desplazarme en bici).

Luigi, te habías expresado perfectamente, disculpa si mi respuuesta causó un malentendido, lo escribí muy rápido desde la oficina. El problema es que no sé si todo lo que pensamos se puede llegar a decir...

Jo, estoy convencido de que Miró todavía me tiene muchas cosas que decir. ¿En qué retina? ¿En la mía? ¿En la de todos? ¿En mis sueños? Quién sabe...

luigi dijo...

Como poder se puede... pero no siempre es bueno decirlo todo. Unas cosas porque hacen daño, otras porque halagan demasiado, y otras más porque siempre es bueno que tengamos algunas para nosotros solos... ¿o no?
Yo soy de los que no se arrepienten de lo que dicen. Pienso que no tiene ningun sentido hacerlo. Aunque eso no quita que pida perdón si ofende, o que piense que es una gilipollez...